diumenge, 13 d’octubre del 2013

Artículo "La Banca Que Necesitamos en Levante EMV 13.10.2013

Publicado en Levante EMV del domingo 13 de octubre un artículo sobre la situación actual de los bancos cooperativos: "La Banca Que Necesitamos".

Texto íntegro del artículo:
Los Bancos Cooperativos o cooperativas de crédito son bancos que a diferencia del resto de la banca convencional (bancos sociedades anónimas y cajas de ahorros), muestran un trato preferente hacia sus socios, lo que se consigue estableciendo un límite del 49% de sus operaciones de activo (de préstamos y créditos) con terceros no socios. En la Comunidad Valenciana tienen una enorme tradición histórica y surgen directamente vinculadas a la creación de las cooperativas agrarias, industriales y de servicios. Existen tres clases diferentes de cooperativas de crédito en función del tipo de socio-cliente al que atienden: las cajas rurales o cooperativas de crédito agrarias, que financian a los agricultores agrupados en cooperativas agrarias; las cooperativas de crédito populares, que atienden a otras cooperativas industriales y de servicios; y las cooperativas de crédito profesionales, que son bancos creados exclusivamente al servicio de sus socios profesionales liberales (arquitectos, ingenieros y abogados, principalmente). Se puede deducir, por tanto, que originalmente las cooperativas de crédito son bancos socialmente responsables que siguen un modelo de banca local y de proximidad. Se trata de una banca de proximidad porque está creada para atender las necesidades concretas de sus socios (particulares y empresas, generalmente cooperativas) y es también una banca local por centrar su actividad en un municipio determinado. Las dos características apuntadas garantizan su carácter de banca socialmente responsable.
La cuestión que debemos plantearnos es si la conducta social de las cooperativas de crédito y su carácter de empresa socialmente responsable se ha visto afectado por las medidas tomadas ante la crisis financiera y económica. La crisis financiera ha producido una reestructuración importante de la banca: la casi totalidad de las cajas de ahorros se han transformado en bancos privados, una parte de los nuevos bancos creados como consecuencia de las fusiones de las cajas de ahorros están intervenidos y los cinco grandes bancos han incrementado su poder dentro del sector. Pero, ¿qué ha pasado con las cooperativas de crédito?. Una parte importante de estas han ido desvinculándose de sus orígenes sociales y locales debido a: la diversificación de sus operaciones financieras hacia sectores distintos al cooperativista y la realización de fusiones bancarias. La diversificación ha supuesto incluso, en determinados casos, abandonar una parte de sus clientes tradicionales. Hay cajas rurales que incluso han contribuido también a la generación de la burbuja inmobiliaria, acumulando un exceso de activos procedentes del sector de la construcción. Esta diversificación del negocio bancario de las cooperativas de crédito ha supuesto su “bancarización”, abandonando en gran parte su carácter de banca socialmente responsable. Por otra parte, las fusiones bancarias se han producido con intensidad en el subsector de las cooperativas de crédito, de manera que su número ha ido reduciéndose constantemente y, lo que es peor, con el aumento de tamaño producido por las fusiones, se ha ido abandonando el carácter local y de proximidad de estas entidades. En definitiva, la bancarización de las cooperativas de crédito y las numerosas fusiones llevadas a cabo entre ellas, ha supuesto un revés significativo para la banca socialmente responsable en España.

Sin embargo, al igual que aún sobrevive alguna caja de ahorros vinculada al territorio, también quedan bancos cooperativos socialmente responsables en la Comunidad Valenciana. Son bancos que mantienen un carácter de proximidad y siguen financiando las actividades de otras cooperativas y de sus socios. Además, algunas de estas entidades están llevando también a cabo actividades propias de la banca ética, ofreciendo productos de pasivo (cuentas corrientes y de depósitos) de los que una parte de los rendimientos obtenidos por ellos (tipos de interés) se destinan a organizaciones sin ánimo de lucro. También ofrecen microcréditos (pequeños préstamos sin avales para emprendedores) y colaboran en la financiación de empresas de la Economía Social agrupadas en redes. Si de verdad queremos un modelo de banca socialmente responsable, hemos de mantener el carácter de proximidad de la banca cooperativa, apoyando aquellas cooperativas de crédito que siguen apostando por este modelo de banca local y social.

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